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2/6/08

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Bon Jovi conquista Barcelona

DAVID MORÁN
BARCELONA. La épica del rock de estadios y el brillo cegador de los montajes faraónicos se aliaron anoche en Barcelona para que Bon Jovi impusiera en el Estadio Olímpico su colección de himnos musculosos y condujera a algo de más de 50.000 personas a través de una carrera que suma ya casi un cuarto de siglo de vida. Abrieron con «Lost Highway» y «Born To Be My Bab», pero no fue hasta «You Give Love A Bad Name» cuando empezaron a hurgar en el baúl de los recuerdos y lanzaron un contrataque nostálgico perfectamente arropado por una ¡ espectacular pantalla luminosa formada por miles de leds y seis pantallas de vídeo en las que los solos de Richie Sambora se multiplicaban por mil.
«¿Estais conmigo esta esta noche?», preguntó Jon Bon Jovi a un público que, además de estar con él, andaba ya la mar de entretenido ejecutando todo tipo de coreografías gimnáticas con los brazos para celebrar una «Sleep When I´m Dead». El inconfundible teclado de «Runaway» despertó de nuevo la fiebre en las gradas y el ligero aroma a western de «Blaze Of Glory» le abrió las puertas a otra de las especialidades de la casa: esas baladas intensas y de estribillo ceremonial que, con «Bed Of Roses» a la cabeza, forzaron los primeros momentos «móvil» -lo del mechero para que ya ha pasado definitivamente a la historia-. También se atrevieron los norteamericanos a interpretar versiones despedazadas de Elvis Presley, John Fogerty pero, aún así, con «It´s My Life» y «Keep The Faith» dejaron claro que lo suyo son los himnos acorazados con cierta querencia por la radiofórmula.
Al final, la barra libre de los bises trajo «Livin´ On A Prayer», «Always», «Saturday Night» y «Wanted», canciones que, una detrás de otra, evidenciaban las mutaciones que ha sufrido una banda que empezó a la vera del hair metal y ha acabado comodamente instalada en el rock adulto.

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Bon Jovi arrasa

01/06/2008

Barcelona. (EFE).-

Más de 50.000 personas han asistido hoy en el Estadio Olímpico de Barcelona al único concierto de la banda de rock norteamericana Bon Jovi dentro de la gira mundial de presentación de su último disco, 'Lost Highway'.


El concierto de presentación de su décimo álbum de estudio ha comenzado a las 21.00 horas con el tema que da título al nuevo álbum, 'Lost Highway', aunque en las más de dos horas que ha durado la velada rockera la mayor parte de las canciones estaban claramente dedicadas a sus fans de siempre con algunos de los temas más conocidos y exitosos de su carrera.Los momentos de mayor comunión entre público y músicos han llegado con canciones como 'Keep the faith', 'Livin 'A prayer', 'You give love a bad Name', 'Bad medicine' o 'It's my life'.En el auditorio predominaban los jóvenes, alguno de ellos acompañado de sus progenitores, pero poco rastro queda del público 'heavy' de los inicios de la banda de Nueva Jersey.El heavy metal que coloreaba el Bon Jovi de los años 80 se destiñó en 1992 cuando su líder se cortó la larga cabellera y al mismo tiempo la banda endulzaba -algunos creen que edulcoraba- su música para hacerla más comercial.Eran los tiempos en los que Jon Bon Jovi trataba de lanzar su carrera cinematográfica, con una suerte desigual, o cuando aparecía en populares series televisivas como 'Ally McBeal'. Demasiado para un heavy, o al menos eso habrían pensado algunos de sus primeros seguidores si hoy lo hubieran visto mover las maracas mientras cantaba 'Faith'.De los primeros años queda un gusto en el vestuario por el negro, un tatuaje en el hombro derecho del cantante, visible después de quitarse la casaca negra que llevaba al principio, y un sonido contundente en directo, pero poco más.En los inicios del concierto del Olimpic de Montjuïc, que lucía una excelente entrada, el público, muy saltarín durante toda la noche, ha coreado canciones como 'Born to be my baby', ha alzado los brazos al aire con 'Raise your hands', o ha repetido como los loros las onomatopeyas del líder en 'Sleep when I'm dead', y ha disfrutado con 'Runaway', aquel primer tema con el que Bon Jovi arrancó su carrera profesional.Pasada la media hora, el bueno de Jovi ha interpretado temas conocidos de su carrera como 'Blaze of Glory', por la que obtuvo la nominación al Oscar y a los Grammy y por la que ganó el Globo de Oro a la mejor canción; o 'In these arms'.Una versión acústica de 'I can't help falling in love', popularizada por Elvis, ha dado paso a la melódica 'Bed of Roses', y con ella los flashes y los móviles al aire, pero pasada la hora de concierto el paroxismo ha llegado con el himno de la banda, 'It's my life', de su álbum 'Crush' (2000).Al final de la noche, los de Nueva Jersey han interpretado algunos de sus grandes éxitos como 'Hey God' -con Bon Jovi arrodillado implorando al cielo-; la rotunda 'Have a nice day' -aquí con Richie Sambora y su espectacular guitarra de dos mástiles-; 'Livin in a prayer', arrancada a capella por el cantante; o la lenta 'Always' ya en los bises.En esta recta final, incluso ha habido tiempo para que el guitarrista Richie Sambora cantara en solitario 'I'll be there for you'. La presente gira mundial arrancó en octubre en Newark, (Nueva Jersey, EE.UU.), la tierra natal del líder del grupo, Jon Bon Jovi, ciudad en la que ofreció una maratón de diez conciertos, y Barcelona ha sido su única escala en España, país en el que ya actuó hace cuatro años, también en una cita única. -----------------------------------------------------------------------------------


Recién aterrizados del Rock In Rio de Lisboa, los miembros de Bon Jovi llegaron a Barcelona dispuestos a solventar con eficacia su compromiso con España y lo hicieron con dos horas y medio de concierto que se escurrieron en lo que aparentó ser un suspiro. Ni la climatología adversa que había despertado con lluvia a los fans que habían hecho noche en la puerta del estadio, ni la hora y media con que habían cerrado la noche anterior el conocido festival en Portugal, iban a ser obstáculo para un grupo al que el cielo se vio obligado a respetar dispersando las nubes poco antes del inicio de la actuación, de manera que los rayos de sol comenzaran a subir la temperatura. Antes de su entrada los teloneros pasearon la vocación rockera de Savia y la permanente insolencia de las discográficas representada en No Way Out. De alguna manera inconcebible alguien creyó que metiendo a toda costa su pop caprichoso e impúber, lograrían algo de audiencia a pesar de que su tibia apuesta es más apropiada para recibir al desafinante Canto del Loco o a algún subproducto de teleacademia, que no para introducir a una banda mítica con 20 años en primera línea.Pero el escollo tenía duración limitada y puntuales a su cita entraron en escena ante el habitual rugido del respetable los miembros de Bon Jovi, acompañados nuevamente de Bobby Bandiera y de la elegante violinista Lorenza Ponce. Lost Highway, el corte que da nombre al último disco que les ha devuelto a cifras de ventas aplastantes en otros países, fue la encargada de encender una mecha relativamente rutinaria en los siguientes temas (las siempre eficaces Born To Be my Baby y su encadenado con You Give Love a Bad Name). No obstante la canción de salida iba a ser una excepción al romper la estructura típica de sus conciertos: posiblemente atendiendo a las escasas ventas en España de Lost Highway la siguieron únicamente Whole Lot of Leaving y la descarga de vitalidad de We Got it Going On como representaciones del disco. Ni tan siquiera el single de presentación Make a Memory se asomó para intimar con los presentes.

Jon Bon Jovi y Richie Sambora mantuvieron la complicidad y compenetración en todo momento.
Tal honor le correspondió a Always, recuperada en esta gira en su versión eléctrica original y en la que Jon Bon Jovi volvió a demostrar que su voz todavía tiene cosas que decir en cuanto a emotivos falsetes, algo que confirmó In These Arms. Pero esa emotividad se desarrolló con maestría cuando llegó la sorpresa de la noche, curiosamente y tal y como sucedió en Lisboa con Start Me Up, en forma de versión. Can’t Help Falling In Love asombró con la unión en un mismo micro de los tonos simbióticos de Jon y Richie, calidez y garra engarzadas, que tomaron todo el protagonismo para subir la emoción a un punto que defendería Bed Of Roses acto seguido en una de sus mejores interpretaciones de los últimos años.Otros momentos genuinos incluyeron a Hey God como representante del disco más querido por los fans y que curiosamente se toma como punto de inflexión cuestionable a la hora de hablar de la evolución del grupo (no en vano parece limitado a Europa como si su mensaje fuera entendido excesivamente profundo para el otro lado del charco). Allí de nuevo el líder de los de Jersey, que había aparecido ataviado de forma muy diferente a como suele aparecer en escena en otros shows (lejos de su look Rock Star), demostró que su implicación había crecido a cada canción gracias a la pasión del público, y su agradecimiento se tornó en una expresividad que rozó la teatralidad en varios momentos en histriónica entrega.

Sambora volvió a exhibirse tanto con la guitarra como con su chorro de voz.
Inevitable la mención de los cinco minutos de gloria de Sambora, a los que sólo cabe achacar la repetición de I’ll Be There For You como tema en que recrearse una y otra vez, una composición que ha terminado por bordar con el paso del tiempo y con la que atrapa a cada uno de sus atentos espectadores, pero que ya fue su aportación en los últimos conciertos que la banda dio en España hace cinco años.Reproches ineludibles, más allá de algunos cortes no elegidos, el hecho de que la brillante ejecución de temas a un nivel muy alto se rebelase contra el tiempo y dejara con demasiadas ganas de seguir con el espectáculo, y que semejante demostración de mantenimiento de calidad y compromiso no sea entendida por los de siempre, aquellos que andan rebuscando en el oráculo de las modas para pronunciar su discurso del momento, y que en diez minutos habrán olvidado sus gustos previos mientras Bon Jovi sigue implacable más de veinte años asido al merecido trono del número uno. Es la música, punto habitual de encuentro de snobs y delirantes defensores de la efímeros gustos ajenos. Es Bon Jovi una marca demasiado grande como para no cargar con sus propios lastres.

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